Páginas

sábado, 15 de mayo de 2010

Rompiendo el mito

Buen día gente. Os traigo un escrito realizado por una de las personas más centradas y ubicadas que conozco. Sin idas y vueltas, muchas gracias don Elwear por compartir con el café:

Amistad entre el hombre y la mujer: ROMPIENDO EL MITO

La amistad entre el hombre y la mujer EXISTE. El quid de la cuestión radica en el concepto mismo de amistad que cada una de las dos partes tiene. Primero que nada quiero aclarar que con lo que plantearé a continuación me estaré refiriendo a la amistad más pura, cuyos caracteres fundamentales son la incondicionalidad, y la ausencia de obligatoriedad.
Empecemos analizando el concepto que el hombre tiene de la amistad. Yo creo que el punto clave para que el hombre entable una relación de amistad con otra persona es que de una forma u otra debe haber atracción, y este planteo es válido tanto en la amistad heterogénea como en la amistad con alguien del mismo sexo. Quizá en este punto alguien piense que estoy implicando la homosexualidad, pero de ser así se estaría equivocando: la atracción viene en diferentes tipos, y si tuviera que identificar al tipo de atracción que esta presente en la verdadera amistad entre hombres, debería optar por el que desemboca en la admiración. De esta forma puede haber atracción física, intelectual, moral, etc. cuyo resultado es la admiración; esta trae consigo al respeto, para finalmente llegar a la fraternidad.
Para la mujer es diferente. Para ella(s) la atracción es irrelevante para la amistad; lo que va a entrar en juego es el interés. Sé que esto podrá parecer un poco cínico pero me estoy refiriendo al sentido más puro de la palabra. Básicamente, hay necesidades que gustan de ser satisfechas socialmente, y es en este “socialmente” donde entra en juego la amistad. Así se constituye el criterio de selección de las posibles amistades: por ejemplo, si hay una necesidad de expresión, hay necesidad de un receptor, y entonces, un buen amigo/a será aquel que sea un buen oyente.
Ahora entonces entramos en el desbalance de la amistad entre el hombre y la mujer. Como fue dicho al principio, para que haya amistad (para el hombre) debe haber atracción, y aquí se presenta la confusión, porque entonces, para que haya verdadera amistad entre el hombre y la mujer inexorablemente debe haber una atracción del hombre hacia la mujer, y dada esta atracción también se cumple el requisito para que el hombre identifique a alguien como su potencial pareja: que haya atracción. Básicamente, yo -hombre- tengo el mismo requisito para encontrar pareja que para entablar una relación de amistad con una mujer, y es por esto que cruzar el umbral entre amistad y sexualidad -llamémosle así para no ahondar en los diferentes tipos de relaciones afectivas que se dan entre individuos- no representa ningún reto. De ahí que se den las discrepancias en este tema, ya que para las mujeres no hay ninguna relación entre la amistad y la sexualidad al tratarse de una relación motivada por el interés para satisfacer necesidades de una manera social. Por supuesto una mujer puede de repente sentirse atraída por un hombre con quien mantenía una relación de estricta amistad, pero entonces estaríamos hablando de un cambio, mientras que para el hombre es algo que está latente desde un principio.


Elwear



Au revoir.


No hay comentarios:

Publicar un comentario