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jueves, 3 de diciembre de 2009

Misivas de un suicida

Las siguientes cartas aquí escritas fueron extraídas del libro "Cuando muere el hijo" de Abel Posse. Dichas misivas fueron escritas por su hijo Iván.
  Es de hacer notar que esta crónica es real. Me imagino lo complicado que debe haber sido para Abel narrar algo tan duro, dramático y fatídico como lo es la muerte de un hijo. Ese momento donde se derrumban todas los cimientos en los que uno creía (o "creía creer"), ese Dios (tan venerado la infancia) que apartó su mirada, la autoculpa, lo que pudo haber sido, los sueños rotos, lo que no fue y el poco esperado pero sí temido NUNCA MÁS.
 Sin más presentación vamos con la primera de las cartas que os quiero mostrar:


3 de enero de 1983

Me voy a suicidar. Yo soy un privilegiado, me dicen. Pero no quiero saber nada de las malditas responsabilidades de prepararse para el futuro. Un solo instante de opresión o de tristeza echa a perder el sentido de la existencia. Los padres nos meten de cabeza en la educación. Es con la educación que nos hacen la faena de nuestra muerte moral. Maravilla de volver a la tierra. Rehacer el ciclo orgánico sumergiéndose en la maravilla de la no existencia. De la silenciosa y noble nada elevada sobre ese hormiguero febril y vano llamado vida. VIVA LA MUERTE.

I.P


9 de enero de 1983
 Es ya el 9 y todavía no pude dármela. El otro día tenía proyectado tirarme en el métro. Desgraciadamente cuando vi la inmensa mole pasar con su ruido estremecedor pensé qué calvario sería para mí sobrevivir en agonía sólo unos minutos sintiendo mi carne lacerada, mi cuerpo abierto derramándose. Entonces cambié de idea y decidí matarme de un balazo en la cabeza. Por eso pregunté a Abel qué debía hacer yo si estando solo en casa y algún ladrón entrase. Mi padre muy gentilmente me explicó el manejo de la Colt 38, un verdadero cañón, dijo él mismo. Ahora en esta mañana de domingo estoy solo en casa con el revólver a unos centímetros de mi mano que espera impaciente hacer su último movimiento para hacer sonar el gong de mi promoción a la nada.
Espero no encontrarme allí con otra vida que no sea la del microorganismo de la bacteria.

Qué disgusto sería encontrarse con el Cristo.

Siempre pensé que sólo algunos pocos humanos nacieron para poder ser felices. Entre esos pocos estoy yo. Desgraciadamente la masa de envidiosos oculto en vez de ayudarnos para que alcancemos el anhelo máximo de la existencia, nos hunden con su sistema de leyes, de obligaciones, de trabajo. Resultado: ningún humano logró hasta ahora ser virgen del dolor, de la tristeza, de la depresión. En pocas palabras, ningún humano pudo mantener hasta la muerte una vida feliz que habría legitimado la existencia de nuestra especie concluyendo la búsqueda de la perfección.

I.P
 Para ir cerrando este mensaie quiero dejarles una frase de Cioran que fue encontrada entre los escritos de Iván:
 "Durar es disminuirse: la existencia es pérdida de Ser".
Cioran
 Qué complicado es, más que nada, darse cuenta y acatar lo que decía aquel escritor (que no recuerdo su nombre -_-) :  
"aprende a adelantarte a las despedidas" 
  
 Mis respetos a Abel Posse (y familia) y mi admiración total a Iván no por la salida que optó (con la que no comparto), sino por su determinación y valoración excelsa de su pensamiento, al cual nunca le negó su verdad y su firmeza para con ello.
Doy por cerrado el tema con el siguiente escrito "suelto" de él:


Silencio de los cielos

Silencio humano

Lugares de la desolación

(El mal existe y aniquila)

 

  
  

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