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viernes, 26 de marzo de 2010

Estimado....

Gran cuento/ensayo de Julito Cortázar:

Grave problema argentino: Querido amigo,estimado, o el nombre a secas
Usted se reirá, pero es uno de los problemas argentinos más difíciles de resolver. Dado nuestro carácter (problema central que dejamos por esta vez a los sociólogos) el encabezamiento de las cartas plantea dificultades hasta ahora insuperables. Concretamente, cuando un escritor tiene que escribirle a un colega de quien no es amigo personal, y ha de combinar la cortesía con la verdad, ahí empieza el crujir de plumas. Usted es novelista y tiene que escribirle a otro novelista; usted es poeta, e ídem; usted es cuentista. Toma una hermosa hoja de papel, y pone: "Señor Oscar Frumento, Garabato 1787, Buenos Aires." Deja un buen espacio (las cartas ventiladas son las más elegantes) y se dispone a empezar. No tiene ninguna confianza con Frumento; no es amigo de Frumento; él es novelista y usted también; en realidad usted es mejor novelista que él, pero no cabe duda de que él piensa lo contrario. A un señor que es un colega pero no un amigo no se le puede decir: "Querido Frumento." No se le puede decir por la sencilla razón de que usted no lo quiere a Frumento. Ponerle querido es casi lascivo, en todo caso una mentira que Frumento recibirá con una sonrisa tetánica. La gran solución argentina parece ser, en esos casos, escribir: "Estimado Frumento." Es más distante, más objetivo, prueba un sentimiento cordial y un reconocimiento de valores. Pero si usted le escribe a Frumento para anunciarle que por paquete postal le envía su último libro, y en el libro ha puesto una dedicatoria en la que se habla de admiración (es de lo que más se habla en las dedicatorias), ¿cómo lo va a tratar de estimado en la carta? Estimado es un término que rezuma indiferencia, oficina, balance anual, desalojo, ruptura de relaciones, cuenta del gas, cuota del sastre. Usted piensa desesperadamente en una alternativa y no la encuentra; en la Argentina somos queridos o estimados y sanseacabó. Hubo una época (yo era joven y usaba rancho de paja) en que muchas cartas empezaban directamente después del lugar y la fecha; el otro día encontré una, muy amarillita la pobre, y me pareció un monstruo, una abominación. ¿Cómo le vamos a escribir a Frumento sin identificarlo (Frumento) y luego calificarlo (querido/estimado)? Se comprende que el sistema de mensaje directo haya caído en desuso o quede reservado únicamente para esas cartas que empiezan: "Un canalla como usted, etc.", o "Le day 3 días para abonar el alquiler", cosas así. Más se piensa, menos se ve la posibilidad de una tercera posición entre querido y estimado; de algo hay que tratarlo a Frumento, y lo primero es mucho y lo segundo frigidaire.
Variantes como "apreciado" y "distinguido" quedan descartadas por tilingas y cursis. Si uno lo llama "maestro" a Frumento, es capaz de creer que le está tomando el pelo. Por más vueltas que le demos, se vuelve a caer en querido o estimado. Che, ¿no se podría inventar otra cosa? Los argentinos necesitamos que nos desalmidonen un poco, que nos enseñen a escribir con naturalidad: "Pibe Frumento, gracias por tu último libro", o con afecto: "Ñato, qué novela te mandaste", o con distancia pero sinceramente: "Hermano, con las oportunidades que había en la fruticultura", entradas en materia que concilien la veracidad con la llaneza. Pero será difícil, porque todos nosotros somos o estimados o queridos, y así nos va.


Julio Cortázar 

Good night!

miércoles, 24 de marzo de 2010

El despertar

Buenas noches. Hoy les traigo un "oscuro" poema de Alejandra Pizarnik dedicado a León Ostrov. Dicho poema fue incluido en su obra "Las aventuras perdidas" (1958).


El despertar

   

Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
y se ha volado
y mi corazón está loco
porque aúlla a la muerte
y sonríe detrás del viento
a mis delirios

Qué haré con el miedo
Qué haré con el miedo

Ya no baila la luz en mi sonrisa
ni las estaciones queman palomas en mis ideas
Mis manos se han desnudado
y se han ido donde la muerte
enseña a vivir a los muertos

Señor
El aire me castiga el ser
Detrás del aire hay monstruos
que beben de mi sangre

Es el desastre
Es la hora del vacío no vacío
Es el instante de poner cerrojo a los labios
oír a los condenados gritar
contemplar a cada uno de mis nombres
ahorcados en la nada.

Señor
Tengo veinte años
También mis ojos tienen veinte años
y sin embargo no dicen nada

Señor
He consumado mi vida en un instante
La última inocencia estalló
Ahora es nunca o jamás
o simplemente fue

¿Cómo no me suicido frente a un espejo
y desaparezco para reaparecer en el mar
donde un gran barco me esperaría
con las luces encendidas?

¿Cómo no me extraigo las venas
y hago con ellas una escala
para huir al otro lado de la noche?

El principio ha dado a luz el final
Todo continuará igual
Las sonrisas gastadas
El interés interesado
Las preguntas de piedra en piedra
Las gesticulaciones que remedan amor
Todo continuará igual

Pero mis brazos insisten en abrazar al mundo
porque aún no les enseñaron
que ya es demasiado tarde

Señor
Arroja los féretros de mi sangre

Recuerdo mi niñez
cuando yo era una anciana
Las flores morían en mis manos
porque la danza salvaje de la alegría
les destruía el corazón

Recuerdo las negras mañanas de sol
cuando era niña
es decir ayer
es decir hace siglos

Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
y ha devorado mis esperanzas

Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
Qué haré con el miedo


 

Alejandra Pizarnik 

domingo, 21 de marzo de 2010

Anillo de humo

Buenas noches. Sin perder (ni ganar) tiempo alguno traigo un cuento de Silvina Ocampo. En él podemos apreciar el genio narrativo de Silvina en un cuento narrado en segunda persona (algo bastante atípico).

.
Anillo de humo
Recuerdo el primer día que viste a Gabriel Bruno. El caminaba por la calle vestido con su traje azul, de mecánico; simultáneamente, pasó un perro negro que al cruzar la calle, fue atropellado por un automóvil. El perro, aullando porque estaba herido, corrió junto al paredón de la vieja quinta, para guarecerse. Gabriel lo ultimó a pedradas. Desdeñaste el dolor del perro para admirar la belleza de Gabriel.
¡Degenerado! exclamaron las personas que te acompañaban.
Amaste su perfil y su pobreza.
Una tarde de Navidad, en la quinta de tu abuela, repartieron en las caballerizas (donde ya no había caballos sino automóviles), ropa y juguetes para los niños del barrio. Gabriel Bruno y una intempestiva lluvia aparecieron. Alguien dijo:
Ese chico tiene quince años; no tiene edad para venir a esta fiesta. Es un sinverguenza y, además, un ladrón. El padre por cinco centavos mató al panadero. Y él mató un perro herido, a pedradas.
Gabriel tuvo que irse. Lo miraste hasta que desapareció bajo la lluvia.
Gabriel, hijo del guardabarreras que mató no sé por cuántos centavos al panadero, para ir de su casa al almacén pasaba todos los días, con la esperanza tal vez de verte, por un callejón que separaba las dos quintas: la quinta de tu tía y la quinta de tu abuela materna, donde vivías.
Sabías a qué hora Gabriel pasaba, galopando en su caballo oscuro, para ir al almacén o al mercado, y lo esperabas con el vestido que más te gustaba y con el pelo atado con la más bonita de las cintas. Te reclinabas sobre el alambrado en posturas románticas y lo llamabas con tus ojos. Bajaba del caballo, saltaba el zanjón para acercarse a Eulalia y a Magdalena, tus amigas, que no lo miraban. ¿Qué prestigio podía tener para ellas su pobreza? El traje de mecánico de Gabriel las obligaba a pensar en otros varones mejor vestidos.
Hablabas a Eulalia y a Magdalena de Gabriel Bruno el día entero, en vano. Ellas no conocían los misterios del amor.
Todos los días, a la hora de la siesta, corriste sola al callejón. De lejos brillaba la cinta de tu pelo como un barco de vela en miniatura o como una mariposa: la veías reflejada en la sombra. Eras la mera prolongación de tu sentimiento: el cirio que sostiene la llama. A veces, en el camino, se desataba el moño; entonces, colocando la cinta entre tus dientes, te recogías el pelo y volvías a atarlo, arrodíllada en el suelo.
Como tenía que haber un pretexto para que pudieras hablar con Gabriel inventaste el pretexto de los cigarrillos: llevabas plata en tu bolsillo, se la dabas a Gabriel para que fuera al almacén a comprarlos. Después fumaban, mirándose en los ojos. Gabriel sabía hacer anillos con el humo y te los soplaba en la cara. Reías. Pero estas escenas, tan parecidas a las escenas de amor, iban penetrando en tu corazón apasionado. Una vez unieron los cigarrillos para encenderlos. Otra vez encendiste un cigarrillo y se lo diste.
Era en el mes de enero. Jubilosas las chicharras cantaban con ruido de matraca. Cuando volviste a la casa, oíste que tu padre hablaba con tu madre. Era de ti que hablaban.
Estaba en el callejón, con ese atorrante. Con el hijo del guardabarreras. ¿Te das cuenta? Con el hijo del que mató al panadero por cinco centavos. Hay que ponerla en penitencia.
Son cosas de chica, no hay que hacer caso.
Tiene once años yadijo tu madre.
No se atrevieron a decirte nada, pero no te dejaban salir sola. Fingías dormir la siesta y en vez de correr al callejón, después de almorzar, llorabas detrás de las persianas o del mosquitero.
Oíste, entre el casero y un ciclista, un diálogo insólito: hablaban de Gabriel y de ti. Dijeron que Gabriel se vanagloriaba en el almacén hablando de los cigarrillos que fumaban juntos. Decían que te había dicho palabras obscenas o con doble sentido.
Te escapaste a la hora de la siesta, corriste al cerco, para perder tu anillo. Gabriel pasó a la hora de siempre. Fuiste a su encuentro.
Vamos le dijiste- a las vías del tren.
¿Para qué?
Se cayó mi anillo al cruzar las vías ayer cuando fui al río.
Verdad y mentira salían juntas de tus labios.
Fueron, él a caballo y tú caminando, sin hablarse. Cuando llegaron a las vías del tren, él dejó su caballo atado a un poste y tú te arrodillaste sobre las piedras.
¿Dónde perdió el anillo?te preguntó, arrodillándose a tu lado.
Aquídijiste, apuntando el centro de los rieles.
Bajaron las señales. Va a pasar el tren. Salgamos de aquí exclamó con desdén.
Quiero que nos suicidemos le dijiste.
Te tomó del brazo y te arrastró afuera de las vías, justo a tiempo. Las sombras, la trepidación, el viento, el silbato del tren, con mil ruedas pasaron sobre tu cuerpo.
Para Semana Santa, Gabriel te siguió hasta la iglesia. Lo miraste dentro del aire con incienso de la iglesia, como un pez en el agua mira un pez cuando hace el amor. Fue la última entrevista. Durante veranos sucesivos, lo imaginaste deambulando por las calles, cruzando frente a las quintas, con su traje de mecánico azul y ese prestigio que le daba la pobreza.


Silvina Ocampo 



Buenas noches gente. 

martes, 16 de marzo de 2010

Tao Te King

[...] gente :). El "buen ó mal" día se los dejo para ustedes de acuerdo a su, valga la redundancia, día en particular. Aunque si somos objetivos, pensándolo bien (¿o mal?) el acto de haber despertado es algo positivo...cuántos no habrán podido y ni siquiera tuvieron la oportunidad de ello.
En fin....hoy quiero compartir un poco de la llamada "filosofía oriental" ó, como dicen algunos, "contrafilosofía" (por su supuesto "choque" con la de Occidente).
El Tao Te King de Laozi (Lao Tse) es un libro que compré de casualidad...más bien fue porque estaba de oferta y mis ansias de lectura, a veces, pueden ser incontrolables. Hoy, a más de 3 años haberlo leído, quiero compartir algunos de sus capítulos:


Capítulo 22:

El Sabio fomenta el Bien Común y la Justicia Social
___________________________________________________

Lo humillado será engrandecido.
Lo inclinado será enderezado.
Lo vacío será lleno.
Lo envejecido será renovado.
Al que menos tenga, más se le dará.
Al que más tenga, más le será quitado.
Lo sencillo y puro será alcanzado,
pero lo complicado y extenso causará confusión.
Por esto, el sabio abraza la unidad
y es el modelo del mundo.
Destaca porque no se exhíbe.
Brilla porque no se guarda.
Merece honores, porque no se ensalza.
Posee el mando, porque no se impone.
Nadie le combate porque él a nadie oprime.
“Si eres humilde, te conservarás resplandeciente”
dice un antiguo proverbio.
¿Quién es capaz de considerar vanas estas palabras?
Pues por esto mismo, el sabio preservará su grandeza.


Capítulo 23:

Lo único Permanente es el Cambio
________________________________

Hablar poco es lo natural.
Un huracán no dura toda la mañana.
Un aguacero no dura todo el día.
¿Quién hace estas cosas?
El cielo y la tierra.
Sí las cosas del cielo y la tierra
no pueden durar eternamente,
¿cómo pretende el hombre que sus cosas sí lo hagan?
Así, quien acepta al Tao
se une al Tao.
Quien acepta la virtud,
se une a la virtud.
Quien acepta la pérdida,
se une a esa pérdida.
Quien se identifica con una de estas cosas,
por ella es acogido y podrá avanzar plenamente.
Ábrete al Tao,
después confía en tus respuestas naturales
y todo encajará en su sitio.

 

Capítulo 24:

La Contraproducencia de la Superfluidad
_______________________________________

Quien se sostiene de puntillas no permanece mucho tiempo en pie.
Quien da largos pasos no puede ir muy lejos.
Quien quiere brillar
no alcanza la iluminación.
Quien pretende ser alguien
no lo será naturalmente.
Quien se ensalza no merece honores.
Quien se vanagloria
no realiza ninguna obra.
Para los seguidores del Tao, estos excesos son como excrecencias
y restos de basura que a todos repugnan.
Por eso, quien posee el Tao
no se detiene en ellos, sino que los rechaza.

 

Capítulo 26:

Calma y Concentración:
Premisas para alcanzar la Sabiduría
___________________________________

Lo pesado es la raíz de lo ligero.
La calma somete a lo agitado.
Así, el sabio cuando viaja
no se aleja de la caravana.
Aunque pudiera divagar por los paisajes más excelsos,
conserva su paz y se hace superior.
¡Cuanta más atención debería poner el señor
del imperio en la esfera terrestre de su persona,
en vez de ocuparse de sus diez mil carruajes!
Quien se comporta superficialmente
pierde la raíz de su poder.
Quien se ofusca,
se pierde a sí mismo.

 

Capítulo 27:

Características de la Iluminación del Sabio
___________________________________________

Un buen caminante no deja huellas.
Un buen orador no se equivoca ni ofende.
Un buen contable no necesita útiles de cálculo.
Un buen cerrajero no usa barrotes ni cerrojos,
y nadie puede abrir lo que ha cerrado.
Quien ata bien no utiliza cuerdas ni nudos,
y nadie puede desatar lo que ha atado.
Así, el sabio siempre ayuda a los hombres,
por eso a nadie desampara.
El sabio siempre salva a las cosas,
por eso a ninguna descuida.
De él se dice que está deslumbrado por la luz.
Por esto, el hombre bueno no se considera maestro
de los hombres, sino que les enseña;
y el hombre que no es bueno estima como buenas las
riquezas que de los hombres obtiene.
No amar el magisterio ni la materia de los hombres,
y aparentar ignorancia, siendo iluminado,
Este es un principio esencial del Tao.

 

Capítulo 29:

La Dialéctica del Mundo y su Naturaleza Acrática
________________________________________________

Quien pretende el dominio del mundo
y mejorar éste,
se encamina al fracaso.
El mundo es tan sagrado y vasto que no puede ser dominado.
Quien lo domina lo empeora,
quien lo tiene lo pierde.
Porque, en el mundo todo tiene su tiempo y lugar,
unas cosas van por delante, otras por detrás.
A veces soplan suavemente, otras con fuerza.
Unas cosas son vigorosas, otras débiles.
A veces permanecen, otras veces caen.
Por esto, el sabio rechaza todo exceso,
desecha los absolutos
y descarta toda exhuberancia.

 

Capítulo 33:

Discernimientos Extrínsecos e Intrínsecos
_________________________________________

El que conoce a los demás es inteligente.
El que se conoce a sí mismo es iluminado.
El que domina a los demás es fuerte.
El que se domina a sí mismo es poderoso.
El que se contenta es rico.
El que se esfuerza sin cesar es voluntarioso.
El que permanece en su puesto, vive largamente
El que muere y no perece, es eterno.

 

Capítulo 71:

La Aceptación del Error es el Método para la Depuración
_______________________________________________________

Conocer y no saberlo,
ésta es la perfección.
No conocer y creer saberlo,
éste es el mal.
Conocer el propio mal
es liberarse del mal.
El sabio no tiene mal;
porque lo reconoce, no lo padece.



Capítulo 72:

Corregir el Oprobio requiere de Conocer sus Causas
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Cuando el pueblo no teme al poder,
es cuando ese poder mas los amenaza.
No condenarlos en casas estrechas,
No atosigarlos en sus trabajos.
No permitir la pena y así no habrá sufrimiento.
por eso, el sabio se conoce
pero no se exhibe.
Se respeta a sí mismo
pero no es arrogante.
Deja esto y sigue aquello.

 

Capítulo 74:

Sentencia de Muerte
___________________

Sí los hombres no temen a la muerte,
¿Cómo atemorizarlos con la muerte?
Pero si temen a la muerte,
como siempre temen,
y el que viola la ley puede ser apresado y ejecutado,
¿quién se atreverá entonces a violar la ley?
Existe siempre un funcionario Ejecutor.
Matar, para el Gran Ejecutor,
es como cortar madera para el maestro carpintero;
será afortunado si no se hiere su propia mano
.
 

Capítulo 76:

La Flexibilidad de la Vida;
La Rigidez de la Muerte
___________________________

El hombre al nacer es blando y flexible,
y al morir queda duro y rígido.
Las plantas al nacer son tiernas y flexibles
y al morir quedan duras y secas.
Lo duro y lo rígido
son propiedades de la muerte.
Lo blando y flexible
son propiedades de la vida.
Por esto, la fortaleza de las armas
es la causa de su derrota,
y el árbol robusto es derribado por las hachas.
Lo grande y poderoso caerá;
lo humilde y débil se levantará.

 

Capítulo 78:

El Poder de Adaptabilidad del Agua
__________________________________

Bajo el cielo no hay nada tan blando y maleable como el agua;
Pero no hay nada como el agua
para erosionar lo duro y rígido.
El agua no es sustituible.
Lo débil puede sobreponerse a lo fuerte;
lo blando puede sobreponerse a lo rígido;
Nadie desconoce esta verdad
pero nadie se atreve a ponerla en práctica.
Por eso el sabio dice:
Aquel que asume la responsabilidad
por todas las corrupciones de un reino,
merece ser su soberano.
Aquel que soporta todos los males de un reino,
puede ser soberano del imperio.
Las palabras de la Verdad parecen paradójicas.

 

Capítulo 81:

La Sabiduría del Tao
____________________

Las palabras veraces no son agradables;
Las palabras agradables no son veraces.
El hombre bueno no gusta de discutir;
El hombre que gusta de discutir, no es bueno.
El sabio no es erudito
y el erudito no es sabio.
El sabio nunca trata de atesorar cosas.
cuanto más vive para los demás, más plena es su vida.
El Tao del Cielo beneficia y no perjudica.
El Tao del Sabio es obrar, no rivalizar.

 
(último capítulo del libro) 



Que tengan un "buen/mal" día ^_^ 

domingo, 14 de marzo de 2010

Él para otra

Buenas noches. Casi una semana sin publicar...¡qué eternidad! :( . En fin, les traigo un breve cuento de una de las más grandes escritoras e intelectuales argentinas, me refiero a Silvina Ocampo (hermana, naturalmente, de Victoria Ocampo).


Él para otra  

Esperaba verlo pero no inmediatamente, porque hubiera sido demasiado grande mi perturbación. Siempre postergaba nuestro encuentro, por algún motivo que él entendía o no. Un simple pretexto para no verlo o para verlo otro día. Y así pasaron los años, sin que el tiempo se hiciera sentir, salvo en la piel de la cara, en la forma de las rodillas, del cuello, del mentón, de las piernas, en la inflexión de la voz, en el modo de caminar, de escuchar, de colocar una mano en la mejilla, de repetir una frase, en el énfasis, en la impaciencia, en lo que nadie se fija, en el talón que aumenta de volumen, en las comisuras de los labios, en el iris de los ojos, en las pupilas, en los brazos, en la oreja escondida detrás del pelo, en el pelo, en las uñas, en el codo, ¡ay, en el codo!, en la manera de decir ¿qué tal? o realmente o puede ser o ¿a qué horas? o no le conozco. No, Brahms no, Beethoven, bueno, algunos libros. El silencio, que era más importante que la presencia, tejía sus intrigas.



Ningún encuentro, que no fuera totalmente absurdo, se producía: un montón de paquetes me cubría y él, comiendo pan y empuñando una botella de vino y una de Coca-cola, pretendía estrecharme la mano. Invariablemente alguien tropezaba y el adiós resultaba anterior al ¿qué tal?. El teléfono llamaba, equivocado siempre, pero la respiración de alguien correspondía exactamente a su respiración, y surgían entonces, en la oscuridad del cuarto, los ojos de él, en el color aparecía el timbre de aquella voz sin fondo, una voz que la comunicaba con el desierto o con algunas ramificaciones de un río que corre entre las piedras sin llegar jamás a su desembocadura, un río cuyo nacimiento, en las más altas montañas, atraía a los pumas o a los fotógrafos que venían de muy lejos a ver esas maravillas. Me agradaba ver a personas parecidas a él. Algunas que tenían mirada casi idéntica, si entrecerraban los ojos; o un modo de cerrar totalmente los párpados, como si algo doliera.



Me agradaba también hablar con personas que solían hablar con él o que lo conocían mucho o que irían a verlo en esos días. Pero ya el tiempo corría, como un tren que tiene que llegar a destino, cuando el guarda golpea la puerta del pasajero que está durmiendo o anuncia la estación próxima, el término del viaje. Teníamos que encontrarnos. Tan acostumbrados a no vernos estábamos que no nos vimos. Aunque no estoy segura de no haberlo visto, siquiera por la ventana. En aquella luz tenebrosa de la tarde, sentí que algo me faltaba.



Pasé frente a un espejo y me busqué. No vi dentro del espejo sino el armario del cuarto y la estatua de una Diana Cazadora que jamás había visto en ese lugar. Era un espejo que fingía ser un espejo, como yo inútilmente fingía ser yo misma.



Entonces sintió miedo de que se abriera la puerta y que él apareciera en cualquier momento y que terminaran las postergaciones que mantenían vivo su amor. Se echó al suelo sobre la rosa de una alfombra y esperó, esperó a que dejara de sonar el timbre de la puerta de la calle, esperó, esperó y esperó. Esperó que se fuera la última luz del día, entonces abrió la puerta y entró el que no esperaba. Se tomaron de la mano. Se echaron sobre la rosa de la alfombra, rodaron como una rueda, unidos por otro deseo, por otros brazos, por otros ojos, por otros suspiros. Fue en ese momento cuando la alfombra empezó a volar silenciosamente sobre la ciudad, de calle en calle, de barrio en barrio, de plaza en plaza, hasta que llegó a los confines del horizonte, donde empezaba el río, en una playa árida, donde crecían las totoras y volaban las cigüeñas. Amaneció lentamente, tan lentamente que no advirtieron el día ni la falta de noche, ni la falta de amor, ni la falta de todo por lo que habían vivido esperando ese momento. Se perdieron en la imaginación de un olvido -él para otra, para otro ella- y se reconciliaron.

Silvina Ocampo



Silvina Ocampo en Posadas, Misiones, 1959 



Buenas noches

lunes, 8 de marzo de 2010

Fin del mundo del fin

Buenas. Sin 80 vueltas al día os dejo un gran cuento sobre/de/con libros de Julio Cortázar. Extraído de "Historias de cronopios y de famas".

Fin del mundo del fin


Como los escribas continuarán, los pocos lectores que en el mundo había van a cambiar de oficio y se pondrán también de escribas. Cada vez más los países serán de escribas y de fábricas de papel y tinta, los escribas de día y las máquinas de noche para imprimir el trabajo de los escribas. Primero las bibliotecas desbordarán de las casas, entonces las municipalidades deciden (ya estamos en la cosa) sacrificar los terrenos de juegos infantiles para ampliar las bibliotecas. Después ceden los teatros, las maternidades, los mataderos, las cantinas, los hospitales. Los pobres aprovechan los libros como ladrillos, los pegan con cemento y hacen paredes de libros y viven en cabañas de libros. Entonces pasa que los libros rebasan las ciudades y entran en los campos, van aplastando los trigales y los campos de girasol, apenas si la dirección de vialidad consigue que las rutas queden despejadas entre dos altísimas paredes de libros. A veces una pared cede y hay espantosas catástrofes automovilísticas. Los escribas trabajan sin tregua porque la humanidad respeta las vocaciones, y los impresores llegan ya a orillas del mar. El presidente de la república habla por teléfono con los presidentes de las repúblicas, y propone inteligentemente precipitar al mar el sobrante de libros, lo cual se cumple al mismo tiempo en todas las costas del mundo. Así los escribas siberianos ven sus impresos precipitados al mar glacial, y los escribas indonesios etcétera. Esto permite a los escribas aumentar su producción, porque en la tierra vuelve a haber espacio para almacenar sus libros. No piensan que el mar tiene fondo, y que en el fondo del mar empiezan a amontonarse los impresos, primero en forma de pasta aglutinante, después en forma de pasta consolidante, y por fin como un piso resistente aunque viscoso que sube diariamente algunos metros y que terminar por llegar a la superficie. Entonces muchas aguas invaden muchas tierras, se produce una nueva distribución de continentes y océanos, y presidentes de diversas repúblicas son sustituidos por lagos y penínsulas, presidentes de otras repúblicas ven abrirse inmensos territorios a sus ambiciones etcétera. El agua marina, puesta con tanta violencia a expandirse, se evapora más que antes, o busca reposo mezclándose con los impresos para formar la pasta aglutinante, al punto que un día los capitanes de los barcos de las grandes rutas advierten que los barcos avanzan lentamente, de treinta nudos bajan a veinte, a quince, y los motores jadean y las hélices se deforman. Por fin todos los barcos se detienen en distintos puntos de los mares, atrapados por la pasta, y los escribas del mundo entero escriben millares de impresos explicando el fenómeno y llenos de una gran alegría. Los presidentes y los capitanes deciden convertir los barcos en islas y casinos, el público va a pie sobre los mares de cartón a las islas y casinos donde orquestas típicas y características amenizan el ambiente climatizado y se baila hasta avanzadas horas de la madrugada. Nuevos impresos se amontonan a orillas del mar, pero es imposible meterlos en la pasta, y así crecen murallas de impresos y nacen montañas a orillas de los antiguos mares. Los escribas comprenden que las fábricas de papel y tinta van a quebrar, y escriben con letra cada vez más menuda, aprovechando hasta los rincones más imperceptibles de cada papel. Cuando se termina la tinta escriben con lápiz etcétera; al terminarse el papel escriben en tablas y baldosas etcétera. Empieza a difundirse la costumbre de intercalar un texto en otro para aprovechar las entrelíneas, o se borra con hojas de afeitar las letras impresas para usar de nuevo el papel. Los escribas trabajan lentamente, pero su número es tan inmenso que los impresos separan ya por completo las tierras de los lechos de los antiguos mares. En la tierra vive precariamente la raza de los escribas, condenada a extinguirse, y en el mar están las islas y los casinos o sea los transatlánticos donde se han refugiado los presidentes de las repúblicas, y donde se celebran grandes fiestas y se cambian mensajes de isla a isla, de presidente a presidente, y de capitán a capitán.


Julio Cortázar 



domingo, 7 de marzo de 2010

Las Lágrimas del País de las Maravillas

Buenas noches gente :)
Hoy tengo el enorme agrado de compartir con ustedes una narración de un futuro* gran escritor y amigo ninja.
Sin más círculos infinitos de por medio he aquí:


Las Lágrimas del País de las Maravillas



Busca Alicia, detrás del espejo.

El travieso conejo ha abierto un agujero para ti.

Sigue el camino de relojes rotos.

Lánzate a la oscuridad.

¿Acaso no escuchas nuestras risas del otro lado?

Tírate en lo profundo.

Ráspate las rodillas, mientras sigues cayendo.

No tengas miedo. Es lo que siempre quisiste.

Nunca más estaremos solos.



Cae en medio de los árboles marchitos.

Que tus pies vuelvan el color al pasto, en algún momento verde.

¿Tienes miedo del País de las maravillas, Alicia?

¿Que clase de niña eres?

Temes vivir por siempre, temes vivir jugando,

temes crecer acaso o de sentir un poco?



Dime como sabe el olvido.

Caer es lo que siempre quisiste Alicia,

no entiendo por que llorisqueas ahora.

¿Acaso ya estas grande para reírte con payasos?

¿Cuando tu cabello se volvió blanco?

¿Por que ya no ríes Alicia?

Caer es lo que siempre quisiste...



Finalmente llegaste al País de las Maravillas.

Sigue riendo y corre. Hermosos colores te rodean.

Olvida que todo es color negro y canta.

Salta en círculos, dando vueltas sin parar.

Hasta que estés mareada.

Hasta que tengas ganas de vomitar todas tus verdades.

Magna veritas.

The time waits for no one...

Ni siquiera a ti Alicia.



Juega que eres una pequeña granuja de nuevo.

Ríe como loca, mientras buscas juguetes en nuestras galeras.

Por que no coloreas nuestro gris arcoíris?

Juguemos Alicia. ¿Desde cuando te volviste tan aburrida?

¿Cuando fue que dejaste de creer en unicornios y dragones?

Que feliz seriamos si solo nos cantaras una nana antes de dormir.

Sigue conformándote. Sola una vez mas...

¿Qué? Eso no es un cementerio, es un parque de diversiones.

Monta ese caballo del carrusel.

Pon esa vieja piedra en nuestro pecho. Fingiremos que late si te hace feliz.

Viejas mañas que jamás se olvidan.

Deja de tener miedo hasta tu sombra, que todavía no tiene ni cuernos,

ni cola.

Tomemos el té si quieres. Aquí siempre son las 5.

Y también siempre son las 12.



¿Por que lloras Alicia? ¿Ya no quieres estar aquí?

Caer es lo que siempre quisiste. Deberías acostumbrarte.

¿Dónde es que aprendiste que el destino del hombre es olvidar y ser olvidado?

Eso podría no ser cierto, si tú así lo quieres.

Lo podríamos hacer realidad, si solo juegas con nosotros.

Ponte esa capa roja, y seremos tu lobo feroz.

Prometemos devorarte hasta los huesos, de principio a fin y después,

volver a empezar. Todos, y cada uno.



Nosotros seremos la bruja y ahí estará tu hermano, encerrado en una jaula.

Una casa de masapan llena de despojos.

Podría ser tan divertido, si nos dieras una oportunidad.

Serias Rampuncell y nosotros los príncipes valientes.

Lo sabemos, son castillos de cenizas, pero castillos al fin.

Venceríamos al dragón, quizás solo por que nosotros seriamos también el dragón.

Todo para estar contigo...

Sin ni siquiera una sonrisa, no nos eres útil Alicia.

¿A cuantos mataste solo perdonándoles la vida?



Otros juguetes y caramelos.

También puedes jugar con tijeras y navajas.

Diviértete con cerillos enfrente de la lumbre.

Contarte con tus sueños rotos si quieres, pero danos una oportunidad.

No somos tan malos una vez que nos conoces.

Escúpenos en la cara, grítanos, insulta. Haz lo que deseas. Siéntate sobre nuestros rostros.

Haz lo que quieras, pero no nos des la espalda.

No nos temas.

No nos odies.

Solo queremos jugar contigo...

Eleva tu puño al cielo y gime.

¡Vamos! Nosotros no te hicimos nada Alicia, vos te lo hiciste sola.



¿Qué es eso jugando entre tus sandalias doradas Alicia?

¿Qué es eso jugando entre tus talones?

¿Acaso es el conejo blanco?

Que su sangre bañe tus manos. Arráncale las orejas y póntelas

Ríe como loca, mientras buscas juguetes en nuestras galeras.

Olvida que toda tu ropa se volvió roja.

Amaríamos ver eso.

Mobile Dictus.



¿Quieres irte Alicia?

Pues solo hay una manera.

Busca la caja de Pandora, y devora sus alas mientras duerme.

No importa si esta al rojo vivo.

Muérdete la lengua y blasfema.

Ódianos si quieres. Témenos si quieres.

Pero no nos tengas maldita compasión.

No te pongas de rodillas enfrente nuestro. Solo queríamos ser tus amigos.

Habla con nuestra voz.

Llora nuestras lágrimas.

Quizás estemos vacíos.

¿Por que ese esclavo aun reclama sus cadenas?

Haz un pozo en el suelo hasta arrancarte las uñas.

Desentierra tu destino,

Deja huellas en el polvo, al menos podremos seguirte.



En el altar de sacrificio encontraras un arma de juguetes, no te asustes y adórala.

Híncate ante el Ternero.

Solo deja salir el acero. Una pequeña astilla de plomo en el paladar no es la muerte de nadie.

Inmólate en la pira. ¿Llegó la hora del holocausto?

Eso podría ser divertido,

No entiendo entonces por que tiemblan mis manos.

Susúrrale algo decoroso entre tus labios. Háblales de incesto o de vientre fecundado.

Podrías hacerlo, es fácil si lo intentas.

Nosotros ya lo hicimos. También queríamos caer.

Deja de relamerte como una bestia.

Acaríciala con tu lengua.

Cantaremos la última nana antes de que despiertes.

Solo tira del gatillo, no te preocupes.

Solo saldrán gotas de rocío y flores.

¿Son lágrimas esas que cortan tus mejillas?



Ahora si podemos jugar por siempre.

Todo lo que querías era caer, como nosotros lo quisimos.

Y ahora lo comprendes.



Cuéntanos...

¿Por que ríes ahora Alicia?

¿Qué sentiste cuando la carne voló, fue todo tan rosa?

Caer es lo que siempre quisiste.

 Mitsuru Katoshi



Muchísimas gracias al autor por querer compatir su creación con el café. Demás está decir que siempre habrá un lugar para sus escritos. Buenas noches. 



*No es futuro lo que ya es presente.